Sunday, March 21, 2010

FIERRO

E. no se sentía muy bien. Había dormido pésimo además de haber tenido muchas pesadillas. E. abrió los ojos a las 7:00 am y todo parecía normal. Parecía que seria “uno de esos días” en que nada resulta… no estaba muy lejos de la verdad.

E. se levantó de la cama e inmediatamente se dio cuenta de que algo estaba mal: sentía la cabeza más pesada de lo normal, se le iba hacia adelante… no sabia por que. Se preguntaba si había sido por el trago que se tomo anoche… pero no, sentía físicamente que su cabeza pesaba más…

E. fue a verse al espejo del baño y lo que vio fue algo que ni en la más oscura de sus pesadillas pudo haber visualizado…

Tenía un fierro saliendo de su frente

El fierro era un tubo de hierro de unos 25 centímetros que estaba literalmente fusionado con su cráneo y sujetado con su piel.

E. se preguntaba como diablos eso podía ser posible, ¿Ataque de terceros? Difícil ya que no sintió nada durante la noche. Sabía que si alguien le hubiera clavado un fierro en la frente él lo habría sentido. ¿Operación quirúrgica? Poco probable, ya que no habían marcas de coseduras ni cortes. ¿Abducción y Experimentos Extraterrestres? Era absurdo sólo pensar en ello. Parecía que simplemente el fierro “creció” del cráneo…

E. decidió que sería una perdida de tiempo seguir pensando por que tenia un fierro insertado en el cráneo y era mejor pensar como sacárselo. Primero intentó tomando el fierro y tratar de arrancárselo con sus manos. El dolor que le produjo aquello fue tan intenso que se cacheteó a si mismo por haber sido tan estúpido (además de aplicar el principio masoquista de “la mejor forma de dejar de sentir dolor
en una parte del cuerpo es generar dolor en otra parte del cuerpo”)

Entonces E. pensó en usar una sierra para cortar el fierro. Fue a la alacena a buscar una sierra para metales y trato de cortarlo. La sierra literalmente se desintegro. El fierro era demasiado duro aun para una sierra de metales.

De pronto E. se dio cuenta que era ya tarde y tenía que ir a trabajar ¿pero como iría así? Así que llamo a su trabajo para excusarse que estaba enfermo. Su sorpresa fue mayúscula al enterarse que la mayoría de sus compañeros habían faltado también, aduciendo a “una enfermedad no especificada” ¿Tendrían lo mismo que el? Eso sonaba aun mas absurdo que la idea de la abducción extraterrestre, pero a estas alturas ya no se podía descartar nada.

E. decidió buscar ayuda en la guía profesional y no encontró a nadie que pudiera ayudarlo. Además pensaba que lo mas probable es que los doctores preferirían venderlo a un circo de fenómenos. Quizás tendría que recurrir a brujos o chamanes… no sabia que hacer.
Frustrado, entonces decidió encender la TV. Como siempre nada bueno, hasta que apareció un comercial del “Misterioso Doctor J.”. Se presentaba como un doctor “alternativo”, especialista en ciencias tanto conocidas como ocultas y capaz de curar CUALQUIER COSA.

E. pensó que no tenia nada más que perder así que decidió acudir a su consulta. ¿Pero como saldría de la casa? Tuvo que hacerle una extensión a un jockey para tratar de disimular algo.

E. salio de la casa y tomó un taxi lo mas rápido posible. El taxista le dijo “hoy parece ser un día bastante extraño”. E. replico: “no tiene idea cuanto”.

Al llegar a la consulta, no había nadie mas que el, así que paso directamente. El Doctor J (que tenia mas apariencia de científico loco que de doctor serio) lo vio e inmediatamente le dijo a su secretaria que cancelara todas sus citas. Le explico a E. que lo que tenía era una versión agresiva de una enfermedad llamada “Metalosis Maligna”, que es una rarísima afección que les da a aquellos que tienen piezas de metal en el cuerpo. El metal cobra vida y empieza a crecer dentro del paciente y se proyecta hacia fuera. E. no podía creer semejante explicación a su mal, pero pensó que si podía curarlo, no importaría en lo más mínimo.

El Doctor J lo llevo a un quirófano bastante improvisado y le dijo que nunca había tenido en sus manos una muestra de la Metalosis Maligna y que debía operar ahora. E. al ver el lugar (Y la cara de maniático del Dr. J) se asustó y decidió “volver después” pero aparecieron unos ayudantes del doctor y lo amarraron a la mesa del quirófano. Entonces el Dr. J tomó una sierra que parecía de torturador nazi y le dijo a E.: “Lo siento, pero debo tener esa muestra para mis experimentos, pero no te preocupes. Esto te dolerá mas a ti que a mi” El Dr. J. encendió la sierra y E. simplemente se desmayó…

E. despertó en una cama de hospital y vio al Dr. J con cara triunfante y le dijo: “Gracias por haber sido tan considerado y haberme “donado” aquella muestra. En agradecimiento, te dejare en un hospital de verdad donde recibirás los cuidados necesarios. Te logré extirpar el fierro, pero en el proceso tuve que sacar un pedazo de cráneo y algo del cerebro. Pero no te preocupes, no te saque mucho y no extrañaras una parte del lóbulo frontal, pero por las dudas trata de no pensar mucho, jeje. Pero la Metalosis Maligna es impredecible, así que no es seguro que no la vuelvas a contraer… solo queda rezar que no aparezca en una parte importante del cuerpo… ahora debo irme, ya que si me ven aquí, probablemente vaya a la cárcel, nos vemos por ahí…”

El Dr. J. desapareció y E. volvió a dormir.

Tres días después fue dado de alta y estaba contento de que esa pesadilla había terminado. Así que pudo volver a dormir tranquilo… pero al día siguiente. E. notó que algo estaba mal. No había un fierro en su frente… era algo muchísimo peor:

E. tenía un fierro saliendo de su entrepierna

E. solo pudo exclamar: “OH MIERDA!!!”

Fin